OTROS GÉNEROS VOCALES BARROCOS
El estilo Barroco se
caracteriza estéticamente por la preeminencia de lo emocional sobre lo
racional, por el género vocal recitativo, en el cual el ritmo de la palabra
determina el discurso melódico (donde “la música ha de ser sirviente de la
poesía”), y por un auge de la música instrumental pura; es decir, sin relación
con consideraciones ideológicas que se deriven de un texto, o funcionales como
en el caso de la música de danza.
Una característica
importante de este periodo fue que los detalles del arte en el Barroco no se
aplicaron a la música. Se buscó en un principio desechar las complicadas líneas
melódicas de la polifonía renacentista para dar lugar a la homofonía (la
polifonía recuperará más tarde con Bach todo el esplendor que la ha
caracterizado), dando de esta manera más fortaleza y protagonismo al texto,
pues la música giraba en torno a una sola melodía bien formada y acompañada por
acordes, para que fuera "entendible" el texto. Y en lo que respecta al
acompañamiento, se ideó un sistema de anotación conocido como el bajo
continuo, que era una parte para bajo, usualmente escrita para teclado
(dado que casi todo acompañamiento en la música barroca era con órgano o
clavecín), con unas cifras que señalaban las armonías exigidas.
Otros hechos
importantes del Barroco musical fue el nacimiento del género operístico, la
improvisación y las primeras formas instrumentales. Además, se distingue ya una clara división de la música en géneros instrumentales y
géneros vocales.
Gracias al auge de la
música instrumental, los géneros instrumentales alcanzan su madurez y se crean
los primeros grandes géneros instrumentales: la sonata, el concierto y la
suite. En el ámbito de los géneros vocales,
surgen importantes géneros, los cuales, según su intención, se encuentran
clasificados en música vocal profana y
música vocal religiosa, pues a diferencia de épocas anteriores, la música sacra y la música profana
conviven armoniosamente, formando parte de la profesión musical. Por primera
vez en la historia, la música vocal e instrumental están en plena igualdad.
Tienen gran importancia
la teoría de los afectos, que considera a la música como creadora de emociones,
y la retórica, que transfiere conceptos de la oratoria tradicional a la composición
del discurso musical del Barroco.
Dentro de la música vocal profana,
la ópera, que se define como una obra
de teatro musicalizada, fue considerada como el género vocal más importante del
Barroco y uno de los de la música académica.
Asimismo, dentro de la música vocal religiosa, junto con los
géneros antiguos del motete y la misa, surgen dos nuevos géneros considerados
como vehículo de transmisión de las doctrinas católicas y luteranas: el oratorio y la cantata.
En Italia aparecen grupos
de intelectuales que quieren volver a la música de Grecia y Roma. A estas
reuniones se les llama cameratas y una de las más importantes fue la Camerata
Florentina. Sus integrantes pensaban que la música de la época griega y
romana debía consistir en una única y expresiva melodía, reforzada por un
sencillo acompañamiento; esto fue muy importante para el desarrollo del estilo
denominado monodia acompañada (melodía acompañada de un bajo
cifrado).
ANTECEDENTES Y FORMACIÓN DEL ORATORIO
Los oratorios de Vienna del siglo XVII raramente se denominan Oratorio,
sino Rappresentazione sacra al Sepolcro, Azione sacra o Componimento
sacro al Sepolcro. Tienen como característica la representación escénica y
la estructura de una sola parte. Varios maestros de la capilla real y
compositores de ópera escribieron obras. En el siglo XVII Giovanni Felice
Sances, Antonio Draghi y Giovanni Battista Pederzuoli, en el siglo XVIII Marc’
Antonio Ziani, Johann Joseph Fux, Antonio Caldara y Francesco Bartolomeo Conti.
El emperador Leopoldo I también compuso varios oratorios. En la segunda mitad
del siglo XVIII Georg Christoph Wagenseil, Carl Ditters von Dittersdorf,
Antonio Salieri y Joseph Haydn destacan con oratorios sobre textos italianos.
Los libretistas predilectos en vienna fueron Nicolò Minato, Pietro Metastasio y
Apostolo Zeno.
ORATORIO
El oratorio
(del lat. oratorium = casa de
oración, del lat. orare = orar), es una forma de la música clásica europea, también denominado ópera religiosa, que consta
comúnmente de coros, arias y recitativos y es interpretado por solistas, coro y
orquesta. Comúnmente, el oratorio tiene una trama derivada de la religión
cristiana, aunque desde el siglo XIX también se han escrito oratorios de
contenido no religioso. La trama de un oratorio consiste habitualmente en
partes que describen las acciones de la trama y partes que comentan lo ocurrido.
Musicalmente, es
considerado casi idéntico a la ópera, pero se puede diferenciar de ella en que es interpretado en forma de concierto sin representación
escénica. De ese modo, la trama se representa por los textos y la música, con más énfasis en los coros y sobre un escenario sin decoración; mientras que las óperas se presentan normalmente en un
teatro construido especialmente para tal fin. El oratorio normalmente se
representa en una iglesia.
FORMA
- El oratorio temprano tenía generalmente dos partes.
- En las contemplaciones filipinas, la música servía como marco del sermón, que se daba en dos partes. La duración era de 40 - 50 minutos.
- El texto tenía alrededor de 350 - 450 líneas en forma de un poema, comúnmente rimado.
- Hasta mediados del siglo XVII, partes narrativas, representadas por un solista (el “testo”, del lat. testo = testigo) eran el estándar.
- En la segunda mitad del siglo XVII, se constituyó también una forma dramática, sin partes narrativas.
- El número de los cantantes (interlocutori) en oratorios tempranos era comúnmente 3 a 5. El canto a cinco voces deriva del madrigal italiano.
- Surgieron partes contemplativas o de comentario que fueron compuestas para grupos o coros.
- En su estructura, el oratorio empieza a parecerse a la ópera.
- La secuencia de recitativo y aria reemplazó a la forma continua de la ópera inicial.
- El elemento decisivo es el orden en pares de recitativo y aria, cuya estructura semeja a la de la ópera barroca.
ANTECEDENTES Y FORMACIÓN DEL ORATORIO
El Concilio de Trento (1545-1563) limitaba el uso de música a un marco
estrecho. Solo fueron admitidos el órgano y el canto, con la condición de que
no se usen de forma “exuberante” y “vana”.
En oposición del concilio, se formaron varios movimientos de reforma
católica que tuvieron influencia en la vida eclesiástica del siglo XVI, entre
otros la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri.
En 1600 se estrena una obra del poeta de laudes, Agostino Manni, en forma musical y escénica, la Rappresentazione di anima e di corpo.
La música es de Emilio de' Cavalieri (1550-1602). Fue escrita en el entonces
“estilo moderno”, intercambiando canto de solista, ensambles y coros. Se presentan
figuras bíblicas y alegóricas, como el intellecto, el consejo, el ángel
de la guardia, el mundo, las almas perdidas en el infierno, las almas dichosas
en el cielo. La obra contenía mucha más vida y era más intensa que las Laudes,
de forma similar a la ópera que surgió en la mísma década.
Otro precursor son los madrigales sacrales de Italia, en forma de diálogo.
El representante más importante fue Claudio
Monteverdi con Il
Combattimento di Tancredi e Clorinda, en el Libro de Madrigales no. 8 (1638).
Compositores de importancia en Italia, Austria y Francia fueron Marco Marazzoli, Domenico Mazzocchi, Pietro
Della Valle, Luigi Rossi, Giacomo
Carissimi, Francesco Foggia, Alessandro Stradella, Alessandro Scarlatti, Vincenzo
De Grandis, Giovanni Carlo Maria Clari,
Antonio Caldara, Carlo Francesco Pollaiolo, Tommaso
Pagano, Donato Ricchezza, entre
otros, durante los siglos XVII y XVIII.
A mediados de siglo, el oratorio se establece también en Viena, gracias a
dos dignatarios venecianos con funciones musicales en la corte Giovanni Priuli (1580-1629) y Giovanni Valentini (1582-1644).
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